sábado, 15 de marzo de 2014

SANANDO HERIDAS...



Inevitablemente durante toda muestra existencia debemos relacionarnos con otras personas razón por la cual siempre está latente la posibilidad de ser heridos o causar heridas, más quien tiene esto claro sabe cómo vivir tratando de causar el menor daño posible ya sea con sus palabras o su actuar.

 

La convivencia diaria está llena de roces, algunos casi imperceptibles por nosotros mismos, pero todos por muy someros que parezcan, causan un efecto en quien los recibe. 

 

Ahora bien, ¿podemos sanar esas heridas que consciente o inconscientemente vamos causando?

 

Afortunadamente la respuesta es sí.

 

Pero para ello, debemos estar claros que existen dos acciones muy semejantes y que a veces confundimos, siendo en gran medida esa la causa de que muchas de nuestras heridas aún no hayan podido ser curadas... el Perdonar y el Sanar.

 

Cuando PERDONAMOS en muchas ocasiones tenemos la necesidad de que aquellos a quienes hemos herido nos regresen su perdón. Eso ya nos hace sentir mejor, la herida se cierra, pero queda expuesta a que en cualquier momento se pueda reabrir. 

 

Cuando SANAMOS necesariamente lo hacemos en complicidad con los demás, debemos involucrarnos con todas aquellas partes que han sido heridas y juntas "remediar" la herida de manera tal que sane y para siempre. 

 

Solo con un dialogo abierto y honesto, con una actitud receptiva y amable, podemos lograr aprender del daño que causamos y conseguir nuestro objetivo de sanar las heridas ocasionadas. 

 

Solo así podemos ir conociéndonos y aprendiendo de este transitar por esta vida y conseguir la anhelada paz...