¿Cuántas veces, en más de un momento o quizá en muchos durante el transcurso de
la vida hemos atravesado estados de ánimo que nos dejan tan indefensos en lo
espiritual, como en nuestra autoestima?
Muchas veces incluso estando en pareja, nos sentimos solos e incomprendidos.
Esta experiencia complicada y poco grata de experimentar, suele en ciertas
condiciones, llevarnos a tomar decisiones de las cuales muchas veces nos
arrepentimos más tarde, haciendo que este círculo se vuelva complicado de superar
casi permanente en el tiempo.
La soledad no siempre se vuelve una buena compañera y sus consejos no siempre
se vuelven los más acertados, entonces sentimos que ella se vuelve casi nuestra
enemiga.
Es también muy cierto que casi como una sentencia cuando
estamos inmersos en estos estados de profunda confusión, desconsuelo y soledad,
siempre aparece "alguien" casi como un ángel guardián que, con una
simple palabra, un simple gesto como tomar nuestra mano se convierte en
especial...
Solo y casi por arte de magia, nuestra autoestima se eleva,
nos sentimos nuevamente importantes, queridos y en algunos casos amados.
Es en estos precisos momentos donde debemos tener la suficiente capacidad de
controlar nuestros deseos, emociones e incluso sueños, permitiéndonos por
un pequeño momento tener la posibilidad de vislumbrar que es lo que
realmente queremos o buscamos. Así evitaremos que a posterior todas las
energías enfocadas en esta nueva situación, sean despilfarradas por nada.
No confundamos una caricia entregada como apoyo y consuelo, con una caricia
destinada a despertar nuestro erotismo y menos aún con aquella caricia que
entrega alguien que ama de verdad.
Solo teniendo la sensible capacidad de diferenciar las intenciones del otro,
con las propias, podemos evitar caer en reiteradas situaciones de abrumante
desconsuelo.
¿Entonces como le hacemos para saber cuándo una caricia se transforma en algo
más?, eso no es complicado de descubrir. Si sabemos la sutil diferencia de una caricia,
con la explosión general que sufre nuestro cuerpo al sentir un "roce"
que va más allá de la piel... ya tenemos gran parte del camino avanzado.
Solo es eso, no olvidar que no debemos caer en confusiones de momentos o
circunstancia simples y, que solo nosotros tenemos la habilidad de complicar.
Por eso, cada vez que la vida te enfrente a estos procesos de desconsuelo
total, tratemos al menos, de no perder capacidades tan básicas, como la de
saber diferenciar entre una caricia generada para elevarnos la energía anímica,
con ese roce que nos remece hasta la fibra más pequeña de nuestro ser.
Buena vida a ti.